El Museo Guggenheim Bilbao abre de par en par sus puertas a Francis Bacon a finales de septiembre y ofrece en su interior 80 de sus obras aglutinadas en una exposición que lleva por título Francis Bacon: de Picasso a Velázquez.
El artista británico, nacido en Irlanda, estará con nosotros hasta el 8 de enero de 2017 en una muestra que ha contado con la colaboración de Grimaldi Forum Monaco y que está patrocinada por Iberdrola.
Bacon es uno de los artistas fundamentales del siglo XX. El núcleo de la mayoría de sus composiciones es la figura humana donde refleja una visión existencialista y descarnada del individuo. La exposición, por su parte, recorre más de seis décadas de creación pictórica, mostrando una impresionante selección de sus pinturas junto a las de algunos de los maestros españoles y franceses que mayor influencia ejercieron sobre él. Retratos, desnudos, paisajes, tauromaquia… Bacon crea un universo de imágenes nuevo concebido a partir de la literatura, el cine, el arte y su propia vida.
Francis Bacon se enfrenta, con tan solo diecisiete años, a la obra de Pablo Picasso. Este hecho marcó el comienzo de su dedicación al arte y queda patente en algunos de sus primeros trabajos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el artista crea un universo nuevo de imágenes, concebido a partir de la literatura, el cine, el arte y su propia vida, reflejando la vulnerabilidad humana con gran crudeza.
A mediados de los años 40, Bacon descubre la imagen del Papa Inocencio X, una obra realizada por Diego Velázquez en 1650. Su predilección por este lienzo se reflejó durante más de dos décadas en decenas de obras.
El primer desnudo realizado por Francis Bacon que ha sobrevivido data de 1949. En sus desnudos, predominan los personajes aislados en posturas cotidianas que el pintor transforma retorciendo sus cuerpos de una forma casi animal.
En esta sala se puede contemplar el retrato que Diego Velázquez realizó de Sebastián de Morra o La bomba, obra del artista escocés John Phillip.
En 1951 Bacon realizó su primer retrato de un personaje conocido, el del pintor británico Lucian Freud. Durante años retrató a amigos y a personas a las que admiraba.
Bacon expresó en numerosas entrevistas su interés por las corridas de toros y su admiración hacia Francisco de Goya.
A finales de los años 70 y principios de los 80, un Bacon ya septuagenario reintroduce en su obra motivos como el toro y géneros como el paisaje, que hasta entonces habían sido secundarios en su producción.
Además de estas ocho salas, el Museo ofrece tanto dos visitas únicas (19 y 26 de octubre) para descubrir la exposición de Francis Bacon a través de los entresijos del montaje como un ciclo de cine en torno a Bacon, From his Life to his Work. El Auditorio del Museo acogerá una selección de películas de ficción o documentales relacionados con la obra del artista del 4 al 6 de noviembre. Al mismo tiempo, el Catálogo recorre todas las obras que integran la exposición, permitiendo al lector contemplar las imágenes de Francis Bacon junto a las de maestros antiguos y modernos.
Todo ello conforma un auténtico lujo por el que merece la pena recorrer el Museo.
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