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El bus de la vida

Ibon Cormenzana. El bus de la vida

Ibon Isidro Fernández de Cormenzana Baltza (Portugalete, 1972), más conocido como Ibon Cormenzana, es uno de los cineastas más reputados de Bilbao. Como productor, ha conseguido sacar adelante películas tan exitosas y premiadas como As bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022) o Robot dreams (Pablo Berger, 2023).

Como creador, lleva firmando cintas en calidad de autor completo (director, guionista y productor) desde finales de los noventa. Su última propuesta es El bus de la vida (en cines el 5 de julio), un filme rodado entre Bilbao y Orduña, protagonizado por Dani Rovira. Humor, drama y música se dan la mano para conseguir hablar del cáncer de forma amable.

A finales de los noventa, comienzas a dirigir y escribir tus propios cortos: Negra rosa, Silencios, 8, 9 y 10… ¿De dónde te viene la afición por el cine?
De bastante antes de finales de los noventa. Me gustaba el cine, pero venía de una época en la que todavía lo de estudiarlo era algo alejado de lo normal y complejo de conseguir. Acabé dedicándome a otra cosa, pero cuando ya empecé a trabajar y a ahorrar dinero, como tenía esas ganas, me empecé a apuntar a cursos de cine de fines de semana, en verano y tal. Ahí me animé a hacer cortos, y luego ya mi primera peli. Acabé dejando mi trabajo de economista para meterme en el mundo del cine.

Tu primera peli es Jaizkibel. En 1998, fundas en Bilbao la productora Infinity Films, con la que estrenas aquel primer largometraje al año siguiente. ¿Creaste la productora para sacar aquella película adelante?
Estuve haciendo cortos mientras seguía trabajando. Cuando empecé a preparar Jaizkibel, ya sabía que no podía organizar el trabajo y hacer el largometraje, así que ahí ya lo dejé y monté la productora con la idea de hacer Jaizkibel y, a posteriori, intentar seguir haciendo películas. La monté unos meses antes, más lo que tardamos en encontrar la financiación y organizarla.

En 2004, junto con Ángel Durández, fundas Arcadia Motion Pictures. ¿Cambiaste una compañía por otra o compaginaste ambas?
Con Infinity, hicimos algún proyecto más. Después de hacer Jaizkibel, conocí a bastantes directores en festivales, gente que hacía cortos o primeros largometrajes. Creía que tenían talento, pero conseguir dirigir una película si no tienes contactos es difícil, hoy en día y hace 20 años. Ángel Durández era un economista que también trabajaba en la misma empresa donde yo había trabajado. Apoyó Jaizkibel y luego quiso colaborar conmigo, y montamos una empresa pensando más en desa-rrollar el talento de directores jóvenes que tuvieran historias con conceptos interesantes y proyectos que se pudieran comercializar a nivel internacional. Ahí empezó Arcadia.

Desde entonces, has producido cerca de 50 títulos.
Sí, ya ha llovido [risas]. Han pasado muchos años.

Siempre has apostado por las películas de Pablo Berger: Blancanieves, Abracadabra… Tiene una forma muy especial de dirigir.
Sí, tiene conceptos e historias muy interesantes, y la visión de cómo hacerlos también. De hecho, coincide que Pablo trabajaba como consultor informático en la misma empresa donde trabajábamos Durández y yo. Fue él quien nos presentó, creo que justo antes de que rodase Torremolinos 73. Al cabo de un tiempo, cuando ya teníamos cierta relación, me trajo el guion de Blancanieves y ahí empezó todo. Y ahí seguimos.

Sí, con Robot dreams, su último largometraje, habéis estado nominados a los Óscar.
Sí, ha tenido mucho éxito la película. Aparte de la nominación a los Óscar, también ganamos los Goya. Es una película que se ha vendido a nivel global y se está estrenando en cines de todo el mundo. Ha sido la cuarta en taquilla durante varias semanas en México, por ejemplo. Está funcionando muy bien en otros países.

Aparte de tu faceta como productor, tú has seguido dirigiendo. Digamos que sin prisa, pero sin pausa…
Bueno, tuve una pausa donde me dediqué más a producir que a dirigir. Sobre todo, desde el 2006, cuando rodé Los Totenwackers, hasta 2017. Pasaron once años en los que no dirigí y me centré más en la productora. En 2017, ya con la productora en marcha y funcionando bien, arranqué de nuevo la dirección, que era lo que más me gustaba. Me he animado y he ido haciendo bastantes películas estos años.

La de aquel 2017 es, si no me equivoco, La alegría, la tristeza.
Sí, y luego hice La cima con Arcadia.

Y después Culpa.
Hice Culpa con una productora nueva que he montado, que se llama Mundo Cero y que trata sobre problemáticas sociales. Y ahora El bus de la vida también.

Esta nueva película nació hace unos años, visitando a un familiar que te comunicó que tenía cáncer.
Sí, a un familiar mío le detectaron un tumor en el oído, y me contó una historia que le había sucedido. Le habían ofrecido un autobús que se encargaba de recoger a pacientes de diferentes pueblos para llevarlos luego a la gran ciudad para hacer quimio o radioterapia. Él tenía ciertas reticencias a subirse a ese autobús, pero al final, para no tener que ir con el coche una hora arriba y abajo, decidió subirse. Se hizo muy amigo de la gente del autobús. Me empezó a contar anécdotas cómicas, muy graciosas dentro del drama. Al juntarse un grupo de gente donde todos están enfermos, pues parece que todos pueden hablar de su problema. En cambio, si tuviera yo un tumor y el resto de la gente no, nadie hablaría conmigo ni haría bromas sobre eso. De repente, vi ahí una historia importante. Era una posibilidad de hablar de un tema del que a nadie le gusta hablar, como es el cáncer, utilizando también el humor y la emoción para que el público pueda llegar a verlo sin estar viendo un drama. Me percaté de que ahí había una idea y desarrollamos este guion, que es un feel-good movie con cierto drama y emoción. Pero bueno, es una historia más en positivo, con cierto humor y mucha música, ya que creo que es un elemento terapéutico.

Las canciones originales que suenan en la película las compone Manuela Vellés, pero también están Kase.O, Los Chikos del Maíz, Fito y Fitipaldis, Rigoberta Bandini…
Sí, hay muchos grupos porque el protagonista es un músico que tiene pánico a subirse a los escenarios y ha acabado siendo un profesor de instituto. Está en un pueblo a una hora de Bilbao, más o menos, ahí se le detecta ese tumor. La historia juega mucho con la música porque él da clase en un instituto donde los chavales tocan y hacen temas de otros grupos. Luego están sus propios temas, que son los que compuso Manuela Vellés, porque Dani Rovira, que es el protagonista, también canta y toca a lo largo de la historia.

Aparte de Dani, es un reparto bastante coral: Susana Abaitua junto a Elena Irureta, Antonio “Morris” Durán, Nagore Aramburu, Amancay Gaztañaga y Andrés Gertrúdix. También salen debutantes como Pablo Scapigliati, Julen Castillo y Miriam Rubio.
El autobús tiene a esos personajes que hacen la coralidad de la historia. Luego están Pablo, Julen y Miriam, que son los chavales del instituto que montan su banda de música. Es una película donde aparecen muchos personajes.

Se ha rodado principalmente en Orduña (Bizkaia), como homenaje a tus abuelos, pero el autobús también recorre otras localizaciones. ¿Cuáles?
Sobre todo, hemos rodado en Orduña y alrededores, que es donde sucede la historia. Luego, en los viajes del autobús, van al hospital de Basurto y salen algunas escenas en Bilbao. También hay alguna escena pequeña en Madrid, pero los interiores los rodamos también en Bilbao. O sea, que se ha rodado principalmente entre Orduña y Bilbao.

Texto: Jesús Casañas • Fotos: David Herranz

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