Nació en junio de 1976, el año del dragón, según el horóscopo chino. ¿Fue una premonición? Porque Escocia es el país que habita en el corazón de Manu Iturregi. Escocia, la misma tierra que tiene por escudo heráldico un león rampante, algo que la mitología celta ha convertido, en las noches de whisky y cerveza, en un dragón alado.
Pie a tierra, la vida de Manu Iturregi, el hombre que ama la música y el whisky por encima de la todas las cosas y gasta “un bigote estilo emperador Francisco José” que tiene su historia, es trepidante. Pasen y lean.
“Estudiaba Ingeniería Industrial y estaba atascado en la carrera. Mientras colaboraba en clases de dibujo en la academia Ikastek, en 2001, junto a tres profesores, cogimos un local en el Casco Viejo, en la calle Esperanza, y me pidieron que les echase una mano. Pronto me gustó el rollo”, recuerda Manu, quien alternaba la barra con su presencia en la Orquesta de Acordeones de Bilbao. “De gira con ellos, paramos en un bar de Galicia. Pedí a los dueños que me dejasen poner algo de música y acabé poniendo copas. Para mi sorpresa, la parroquia comenzó a decir que tenía estilo detrás de la barra…”. Ya estaba prendida la mecha. Aquel fue un despegue que aún no conoce aterrizaje. “Mi idea ha sido y es la evolución constante, ir siempre un paso por delante del cliente y sus gustos, sin derramar las copas, preparándolas fijándome en Gorka, del Corto Maltés, aprendí mucho, tanto como en La Compañía del Ron, El Bandido… desde el otro lado de la barra”.
De aquellas turbas del norte adquirió otra pasión, el whisky, destilado del que hoy Manu es todo un catedrático. A bordo de la máquina del tiempo, Manu cierra los ojos y evoca. “Mi primer trago de whisky supongo que fue de DYC, en el bar Gurugú de Algorta. Recuerdo que estaba junto al matadero y que yo era más cervecero: disfrutaba con una Guiness. Luego, probando, probando, descubrí otras cervezas artesanas y…”.
Con el whisky le pasó algo similar, hasta el punto en el que hoy arriesga con una sentencia atrevida: “Hay un whisky para cada persona, incluso uno para cada una de las personas a las que no les gusta el whisky”. No por nada, Manu Iturregi considera el dorado néctar como “el rey de los destilados” y aconseja beberlo en buena compañía. Él recuerda un viaje a Escocia “con mi chica Goizeder. Y allí, y con ella, el whisky era insuperable”.
Manu, un bartender hecho y derecho, ha ganado diversos premios de coctelería, más allá del whisky-Escocia-pareja. “¿El que más ilusión me hizo? El Key to the Albert Hall by No.3 London Dry Gin, que gané en 2013 y que iba más allá del viaje a Londres: fui como barman invitado al Royal Albert Hall y me convertí en el primer barman no residente en Gran Bretaña que sirvió allí. Fue mi momento cumbre”.
Se diría que el bigote tiene vida propia, pese a que el propio Manu recuerda que “con 24 años” perdió la cabeza. “A esa edad se me cayó el pelo y aposté por la maquinilla. El bigote no quiería trabajarlo nadie. Sin embargo, en la barbería de la Plaza Nueva tenían un catálogo en barbas y bigotes. Me gustaban los modelos Raj o el de emperador Francisco José y ahora me lo arreglo yo”. Por un gesto casi irreverente, Manu Iturregi se lo ha afeitado dos veces, en 2014 y 2016, “con motivo de la campaña Movember, cuando los seguidores de este movimiento se dejaban mostachos. ¿Cómo me vi? Me dijeron que me había quitado 10 años de encima”.
Naia Aramendia, snowboarder vasca de 21 años, es campeona de España y siente una profunda…
Fermín Muguruza celebra 40 años como artista con una gira internacional tras más de una…
Susana Blasco, artista y diseñadora gráfica zaragozana, utiliza el collage para fusionar elementos vintage y…
En el repaso anual al cine, destacan secuelas como "Alien: Romulus" y "Bitelchús", además de…
Alba Pérez Padilla, fotógrafa con formación en Filología hispánica, ha hecho de la fotografía su…